REFLEXIONES ORGANIZACIÓN DE COCINAS CENTRALES
Jorge Cuesta – Area Manager Santos Grupo Latinoamérica. Bogotá, 22/01/2016
El embrión
Si en Biología el uso de este término es muy habitual, ha de explicarse su sentido en el ámbito de la logística y Organización Integral de las Cocinas Centrales.
Hay que poner de manifiesto que no debe abordarse un estudio de estas características sin haber concebido y diseñado absolutamente los requerimientos presentes y las expectativas futuras.
Un embrión en su fase inicial no tiene desarrollado ningún órgano: ésto se va dando en el tiempo, pero su crecimiento se sustenta a partir del estudio y del sustrato conceptual permanente que aportamos.
Haciendo un símil entre el término embrión y el de cocina central, no podemos lanzar un proyecto que de entrada nos diga que nuestro hombre tendrá un determinado color de ojos, la estatura y qué constitución tendrá; lo que sí definiremos son las cuestiones vinculadas al trabajo que desarrollará, y si su actividad será de carácter humanista o científica.
Por lo tanto perfilamos el tipo de hombre que queremos y controlamos los parámetros de educación y el sustrato de crecimiento.
El embrión es vida, pero lo que realmente define quién va a ser es todo lo que aportamos en cada fase posterior (educación, alimentación y adaptación al cambio).
Sigamos con el símil…
El ser perfecto
Si pudiésemos crear al ser perfecto, estudiaríamos todas y cada una de las variables vitales y definiríamos posteriormente su esqueleto.
El trabajo de la ingeniería de procesos es ciencia, y lo científico busca permanente apoyarse en el conocimiento y no dejar nada a la improvisación, empezando por definir un esqueleto.
Análisis, evolución, seguridad, definición de expectativas… son algunos de los ingredientes que se aportan para que nuestra decisión no dependa del factor suerte o de la improvisación y así que el resultado cubra y supere con creces nuestros objetivos.
El crear un ser con piernas, no garantiza que nuestro hombre vaya a ser maratoniano: su constitución, entrenamiento, alimentación y calzado seguramente sí nos aproximará a ello.
Ansiedad y Urgencia
Estos dos conceptos azotan a nuestra sociedad y están identificados como serios peligros de las sociedades contemporáneas.
Los proyectos de estas características han de estar aislados íntegramente de cuestiones que se aproximen a la toma de decisiones apresuradas, los análisis han de disponer del tiempo adecuado.
La ingeniería de Procesos ha de incorporarse a nuestro lenguaje y actividad diaria, pues es la única garantía real de que podamos adoptar una decisión adecuada.
Auditoría previa, estudio de soluciones y financiero (que configuran el estudio de viabilidad) justifican la necesidad de disponer de tiempo suficiente para la toma de decisiones.
Sin estos tres pilares básicos previos a la definición tangible del proyecto estamos poniendo la alfombra roja a la proliferación de un entorno de urgencias y ansiedad.
El grave problema es que si adoptamos las urgencias y ansiedades, éstas nos van a acompañar permanentemente tanto en la fase de decisión como en la de implementación y sobre todo de gestión…
Nadie quiere eso para su operación-negocio y por lo tanto es nefasto no visionar la importancia de incorporar el trabajo de ingeniería de procesos en todos sus etapas.
Sin una adecuada ingeniería de procesos… los entornos posteriores seguirán teniendo un denominador común de ansiedad para dar respuesta a todos los problemas que se van presentando y de urgencias por manifestarse problemas operativos permanentemente.
Procastinación: focus en lo urgente y no en lo importante
Los entornos no estables, que estén sustentados en decisiones no adecuadas, van a generar que el clima de trabajo posterior y la actividad laboral de las personas responsables tenga el sello de la procastinación.
El término procastinar es abordar permanente cuestiones menores y ser incapaz de tratar en ningún momento lo realmente importante, no ir al fondo del tema, a lo sustancial… y además verse bloqueado para hacerlo.
En los últimos años se ha detectado que muchos de los gestores de los proyectos alumbrados desde el error, viven permanentemente bloqueados abordando temas menores y por lo tanto alejados de decisiones importantes y que tengan incidencia real en la operación.
La procastinación es una cuestión no vinculada solamente a las personas gestoras. Está determinada en última instancia por un entorno desordenado, con elementos disruptivos que perjudican y condicionan negativamente la actividad y que además desestabilizan al factor humano, que es en definitiva el principal actor para el desarrollo de la actividad.
La procastinación ha aparecido en nuestras operaciones.
- Jorge Cuesta
- Area Manager Latinoamérica
- SANTOS GRUPO LATINOAMÉRICA SAS